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Cocaína

  • Foto del escritor: Drogodependencias
    Drogodependencias
  • 2 may 2019
  • 4 Min. de lectura

¡Muy buenas chicas y chicos! Hasta día de hoy, en nuestra página Web, nos hemos centrado en hablar, por decirlo de alguna manera, de drogas “más ligeras”. En el post de hoy vamos a tratar la cocaína, una droga de la cual lo más probable habéis oído hablar pero que seguramente sabéis lo básico, es decir, que es un polvo blanco que se puede inhalar por la nariz o mezclarse con agua e inyectarse con una aguja y que hace que la persona que la consume se sienta emocionada y/o excitada (entre otras muchas emociones).

Según el National Institute on Drug Abuse, la cocaína es una droga estimulante y adictiva elaborada con las hojas de la planta de coca, nativa de América del Sur. Es cierto que los médicos pueden usarla con fines medicinales pero el consumo recreativo de cocaína es ilegal.

Los nombres más comunes por los que se conoce la cocaína son: coca, crack, dama, piedra, nieve y Blancanieves, entre otros.

La que encontramos que se vende en la calle tiene el aspecto de un polvo blanco fino cristalizado. A menudo, los vendedores callejeros la mezclan con sustancias como maicena, talco o harina para incrementar sus ganancias. También la pueden mezclar con otras drogas como la anfetamina (un estimulante) o con opioides sintéticos, entre ellos el fentanilo. Agregar opioides sintéticos a la cocaína es peligroso, especialmente cuando la persona que consume la droga no sabe que contiene otras sustancias tóxicas. La cantidad de muertes por sobredosis de cocaína podría deberse a dicha alteración.

Se puede consumir de distintas formas, algunas personas aspiran el polvo de cocaína por la nariz o lo masajean en las encías. Otras lo disuelven y se lo inyectan en una vena. Hay quienes se inyectan una mezcla de cocaína y heroína que es conocida como “bola rápida” o speedball. Otra forma común de consumo es fumar cocaína que ha sido procesada para crear un cristal de roca (también llamada cocaína base o cocaína purificada). El cristal se calienta y produce vapores que se inhalan y llegan a los pulmones. Esta forma de cocaína se llama crack por el sonido crujiente que hace la roca al calentarse. También, hay quienes espolvorean la cocaína crack sobre tabaco o marihuana y la fuman como un cigarrillo.

Las personas que consumen cocaína a menudo lo hacen en atracones, es decir, consumen la droga en forma repetida durante un breve período y en dosis cada vez más altas para mantener ese estado de euforia o "high".

Respecto a los efectos que puede conllevar, la cocaína aumenta los niveles de dopamina (un mensajero químico natural o neurotransmisor) en los circuitos del cerebro que participan en el control del movimiento. Ésta, normalmente, se recicla nuevamente en la neurona de la cual salió. Sin embargo, la cocaína evita el reciclamiento de la dopamina, lo que genera la acumulación de grandes cantidades del neurotransmisor en el espacio que se encuentra entre dos neuronas, interrumpiendo así la comunicación normal entre ellas. El resultado es que las personas consumen dosis más altas y con mayor frecuencia para intentar sentir la misma euforia y aliviar los síntomas de abstinencia.

Los efectos a corto plazo del consumo de cocaína incluyen: energía y felicidad extrema, alerta mental, hipersensibilidad a la luz, irritabilidad y paranoia (desconfianza extrema e injustificada de los demás).

Algunas personas afirman que la cocaína las ayuda a realizar tareas físicas y mentales más rápido, mientras que en otras el efecto es el opuesto. Grandes cantidades de cocaína pueden originar comportamientos violentos y extraños.

Los efectos de la cocaína aparecen casi de inmediato y duran entre pocos minutos y una hora. La intensidad y el tiempo de duración de los efectos dependen del método de consumo. La cocaína que se inyecta o fuma produce una euforia más intensa y rápida que la que produce la droga inhalada (si bien dura menos tiempo). La euforia que causa la inhalación de cocaína puede durar entre 15 y 30 minutos, mientras que la euforia que se genera al fumar la droga puede durar entre 5 y 10 minutos.

Otros efectos del consumo de cocaína que se dan son: restricción de los vasos sanguíneos, dilatación de las pupilas, náuseas, aumento de la temperatura corporal y la presión arterial, aceleración o irregularidad del ritmo cardíaco, temblores y espasmos musculares e inquietud o desasosiego.

Algunos de los efectos a largo plazo de la cocaína dependen del método de consumo. Si se inhala: pérdida del olfato, hemorragias nasales, nariz con goteo frecuente y problemas para tragar. Si se fuma: tos, asma, dificultad para respirar y mayor riesgo de contraer enfermedades como la neumonía. Si se ingiere por la boca: marcado deterioro del intestino debido a la reducción del flujo de sangre. Por último, si se inyecta con aguja: mayor riesgo de contraer el VIH, hepatitis C y otras enfermedades que se transmiten por la sangre; infecciones de la piel o de los tejidos blandos; cicatrices; colapso de las venas.

Sin embargo, las personas que consumen cocaína sin emplear agujas también están en riesgo de contraer el VIH, porque ésta reduce la capacidad de juicio, lo que puede llevar a conductas sexuales arriesgadas con una pareja infectada.

Otros efectos a largo plazo de la cocaína incorporan: malnutrición (debido a que la cocaína disminuye el apetito) y trastornos del movimiento, incluida la enfermedad de Parkinson (puede presentarse después de muchos años de consumo). Además, algunas personas experimentan episodios de paranoia intensa en los que pierden el contacto con la realidad y tienen alucinaciones auditivas, es decir, oyen voces que no son reales.

Para finalizar, vamos a responder a cómo se podría tratar una sobredosis de cocaína. A todo esto, hay que recalcar que no hay un medicamento específico que pueda revertir una sobredosis de cocaína. El control se realiza con el tratamiento sintomático y por lo tanto depende de los síntomas que se presenten. Por ejemplo, dado que una sobredosis de cocaína a menudo desencadena un infarto cardíaco, una embolia cerebral o convulsiones, el personal de auxilio inicial y los médicos de las salas de emergencias intentarán controlar la sobredosis con un tratamiento para esos trastornos, con el objetivo de: restablecer la circulación sanguínea al corazón (infarto cardíaco) y la de sangre oxigenada a la parte afectada del cerebro (embolia cerebral) y detener las convulsiones.



 
 
 

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