Alcohol
- Lily Perez3
- 25 abr 2019
- 3 Min. de lectura
¡Hola chicos y chicas! Hoy os presentamos la droga más consumida y aceptada de nuestra sociedad: el alcohol. Esta es una de las que más problemas sociales y sanitarios produce en el día a día de nuestra cultura.
Según el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social del Gobierno de España, el alcohol es una droga depresora del Sistema Nervioso Central que inhibe progresivamente las funciones cerebrales. Esta pertenece al grupo de sedantes y afecta a la capacidad de autocontrol, produciendo inicialmente euforia y desinhibición, por lo que puede confundirse con un estimulante.
El principal componente de las bebidas alcohólicas es el etanol o alcohol etílico, que tiene diferente concentración dependiendo de su proceso de elaboración. Este se puede obtener de dos maneras:
· Por fermentación: son aquellas bebidas naturales elaboradas exclusivamente a partir de la fermentación de alimentos como la uva, los cereales, los frutos carnosos o las bayas. Son características de este grupo el vino, la cerveza y la sidra, oscilando su graduación alcohólica entre 1,2º y 14º
· Por destilación: son todas aquellas bebidas obtenidas por destilación de productos fermentados, por maceración en alcohol etílico o por adición de aromas, azúcares u otros productos edulcorantes al alcohol etílico o destilados, o las mezclas de las mismas entre sí o con otras bebidas, para obtener mayores concentraciones de alcohol, superando los 15º. Entre ellas el orujo, el pacharán, el vodka, el whisky, el ron o la ginebra.
La ruta metabólica que sigue el alcohol cuando se consume no tiene nada que ver con el proceso digestivo normal. El alcohol ingerido se absorbe rápidamente a través de las paredes del estómago y del intestino delgado, y es transportado por la sangre a los demás órganos y afecta así el cerebro.
Efectos del alcohol:
Factores como la edad, el peso, el género, la cantidad y la frecuencia del consumo, o algunas de sus características (beber en ayunas o después de comer), pueden modificar la intensidad y la duración de los efectos. En unos pocos minutos llega el alcohol al cerebro, donde actúa y donde se aprecian los mayores efectos, ya que este es un tóxico que alcanza todos los órganos y sistemas del organismo. Por lo que afecta a la respiración intracelular, la producción de neurotransmisores y el metabolismo.
En el bebedor habitual aparece el síndrome de abstinencia tras una privación de bebida de uno a cinco días.
A CORTO PLAZO (efectos agudos): Puede derivar en la intoxicación etílica, que puede provocar un coma e incluso la muerte, o incluso en conductas de riesgo favorecidas, ya que el alcohol desinhibe y, además, provoca una falsa sensación de seguridad. Por ello, está relacionado con accidentes de tráfico o con prácticas sexuales de riesgo que pueden llevar a contraer enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
A LARGO PLAZO (efectos crónicos)
El consumo excesivo de alcohol puede provocar importantes problemas de salud, conflictos familiares y sociales. Estos efectos pueden presentarse incluso en el caso de personas que no hayan desarrollado una dependencia y, por tanto, no sean consideradas alcohólicas. Destacan los siguientes: Hipertensión arterial, alteraciones del sueño, gastritis, agresividad, úlcera gastroduodenal, depresión, cirrosis hepática, disfunciones sexuales, cardiopatías, deterioro cognitivo, encefalopatías, demencia, cáncer, psicosis.
Una de las consecuencias más graves del consumo excesivo de alcohol es el alcoholismo o dependencia alcohólica. Se trata de una enfermedad caracterizada por el consumo incontrolado de bebidas alcohólicas a un nivel que interfiere con la salud física o mental de la persona y con sus responsabilidades familiares, laborales y sociales.
El riesgo de desarrollar alcoholismo depende de varios factores, a destacar la vulnerabilidad individual, la edad de inicio o la cantidad que se bebe.
Para calcular la cantidad de alcohol consumida se utiliza la Unidad de Bebida Estándar (UBE).
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