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LSD

  • Foto del escritor: Lily Perez3
    Lily Perez3
  • 14 may 2019
  • 2 Min. de lectura

¿Qué es?: El LSD (dietilamida del ácido lisérgico) es una droga alucinógena. Las drogas alucinógenas cambian la forma en que la gente experimenta el mundo que le rodea.

A veces llamado ácido, bicho, sello, ajo, barman, terrón de azúcar, micro-punto, papel, “tripi”, Superman, soles y zen.


¿Cómo se consume?: El LSD es inoloro, incoloro e insípido. Se puede dividir en cuadraditos de papel que la gente chupa o traga.


¿Qué hace?: El LSD altera el sentido del espacio, la distancia y el tiempo. La gente dice que “oye” colores y/o que “ve” sonidos, y tiene sensaciones extrañas y emociones fuertes.

Muchos consumidores hablan de haber tenido “viajes de ácido", cuando los efectos de la droga no remiten y pueden durar hasta 12 horas. El LSD puede provocar “viajes malos" o muy desagradables, donde se siente pánico, confusión, tristeza y se ven imágenes terroríficas. Puede haber reacciones negativas incluso en el primer viaje, y el consumidor puede tener flashbacks o “recuerdos recurrentes”, donde re-experimentará las sensaciones desagradables del mal viaje incluso después de que la droga haya dejado de hacer efecto.

Puesto que el LSD puede alterar la capacidad de juicio y el comportamiento de la persona, sus consumidores se pueden encontrar a sí mismos en situaciones peligrosas.


¿Cuáles son los efectos y riesgos del LSD?

Los primeros efectos del LSD aparecen entre los 30 y 90 minutos después de su administración. Pueden durar de 7 a 12 horas, teniendo su potencia máxima entre las 3 y las 5 horas.

Entre sus síntomas físicos se han descrito: dilatación de las pupilas, aumento de la temperatura corporal, de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, sudoración, inapetencia sexual, insomnio, sequedad de boca y temblores.


Sus efectos más significativos son psicológicos y se conocen con el nombre de “viaje”. Sin embargo, dependen en gran medida de la cantidad ingerida. Según las dosis administradas, los efectos pueden variar desde pequeñas distorsiones de la percepción –principalmente visuales y auditivas– a alucinaciones y desconexión de la realidad. En algunos casos, se produce un fenómeno llamado sinestesia, en que los sentidos parecen cruzarse, de manera que la persona tiene la impresión de poder oír los colores y ver los sonidos.


En el caso de las drogas alucinógenas, estos efectos tienen una estrecha relación con las expectativas de la persona consumidora y el contexto donde se encuentre. Es decir, aquello que espera de la experiencia, el lugar y el momento donde se produce, las personas que le rodean y su situación personal determinarán el tipo de experiencia –gratificante o, por el contrario, desagradable.


Otro posible riesgo asociado al consumo de LSD son los llamados flashbacks. También conocido como trastorno perceptivo persistente por alucinógenos, se caracteriza por experimentar efectos parecidos a los que produce el ácido lisérgico semanas o meses después de su último consumo.


El LSD también puede ocasionar alteraciones psiquiátricas graves, como cuadros de ansiedad y psicosis. Por lo general, es raro que estas sensaciones se prolonguen más allá de la duración de sus efectos. Sin embargo, en personas con predisposición a sufrir algún tipo de trastorno psicológico o psiquiátrico, puede desencadenar el trastorno de forma temporal –remitiendo con el tiempo (trastorno de ansiedad)– o crónica (esquizofrenia). De ahí que esté especialmente contraindicada en estas personas.


 
 
 

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